domingo, 24 de abril de 2016

RADIO TALENTO Por: Gustavo Villamizar D.

RADIO TALENTO 
Por: Gustavo Villamizar D.

La radio escolar sigue siendo una gran oportunidad, no solo para acercar a los niños y jóvenes  a ese medio encantador y al desarrollo de sus habilidades comunicativas, sino sobre todo, de hallar nuevas formas de enseñar y aprender, ensanchando el mundo escolar al contacto con los medios y las tecnologías por los que circula hoy la cultura y el saber.

La radio ofrece múltiples posibilidades para una positiva relación con la institución escolar, las cuales van desde el traslado del aula y la escuela al estudio radial, como se hizo con las llamadas “escuelas radiofónicas”, que tan buenos frutos aportaron sobre todo en la alfabetización de las comunidades empobrecidas y excluidas del continente, hasta la introducción de la radio con todo su encanto al trabajo cotidiano del aula, para refrescar el sopor de la rutina y abrir nuevos caminos al saber y el conocimiento. Lo fundamental en este encuentro es, de un lado, superar la muy limitada idea de que acercar la radio a la labor del plantel puede servir únicamente para mejorar las habilidades comunicacionales de los educandos y luego, desterrar el criterio de que el medio es solo un apoyo o un recurso para el aprendizaje. El encuentro de la radio y la práctica pedagógica no es solamente de uso del uno por el otro, es sobre todo potenciar los horizontes para ver el mundo, ampliar los espacios de aprendizaje superando la limitación del aula, habilitar nuevas vías para alcanzar el saber y solventar la elementalidad del conocimiento prevaleciente en la escuela.

La introducción de los medios y las nuevas tecnologías a la práctica escolar es mucho más que el uso de un recurso o el desarrollo de destrezas técnicas en su manejo. Es básicamente la posibilidad de transformar la acción pedagógica abriendo la labor a los nuevos procesos sensoriales, perceptivos y cognitivos generados por estos nuevos canales de la cultura, los cuales han producido en los discentes novedosos dispositivos de aprender y conocer, distanciados de los pautados por la institución escolar.  

A este respecto, en estos últimos días hemos sido sorprendidos por el trabajo de una nueva “radio escolar” en nuestra región. Los muchachos de la Unidad Educativa de Talento Deportivo Táchira, con sede en San Cristóbal, junto a un grupo de educadores coordinado por el profesor Armando Durán, decidieron crear Radio Talento, un medio de expresión de la Unidad de Producción Radiofónica Escolar de esa institución. Una idea que sin duda le ha dado una nueva dimensión al trabajo del aula, se ha convertido en un elemento motivador de los alumnos y docentes, pero además, con toda seguridad, el movimiento creado en torno al proyecto se reflejará en una mejoría en el rendimiento, en la búsqueda y procesamiento de información para las producciones, la confrontación con diversas ópticas sobre un mismo aspecto, la discusión abierta sobre los temas a abordar y la forma de hacerlo, la toma de decisiones y además, lo tocante a la dimensión estética  presente en las producciones radiofónicas.  Por ahora, han logrado varias series de spots –mensajes-  respecto al Día del Libro y el Idioma, una campaña de Promoción a la Lectura y una serie dirigida a llamar la atención sobre la paz. Desde esta semana están al aire en el Canal Regional Táchira del Sistema Radio Nacional de Venezuela (RNV), en la frecuencia 105.7 FM, a lo largo de su programación. Sin duda, una gran idea de la institución, sus chamos y docentes, y sobre todo, muy buena noticia para la radio y la educación.

jueves, 21 de abril de 2016

¿BRINCAN O SE ENCARAMAN? una reflexión rápida sobre las contradicciones. Por Walther Sierra

La crisis evidente del modelo imperante hace surgir las contradicciones del individuo; estas contradicciones a su vez hacen que se agudice el discurso.

Las contradicciones se evidencian en mayor medida, en la mal llamada clase media, que ante el colapso del modelo que los oprime, ven amenazada la sostenibilidad de su "nivel" de vida, ven en riesgo el "reconocimiento" de sus pequeñas conquistas (títulos universitarios, reconocimiento social, entre otras cosas) así como también el mantenimiento de sus pequeños trofeos (casa, carro, tv de pantalla plana, tomar vino, viajar)

Asumiendo que son esas pequeñas conquistas y esos trofeos los principales elementos que los "diferencian" de la prole y los acercan más a sus dominadores, en ese proceso conocido y definido por el marxismo como alienación, la alineada clase media en su afán de proteger sus "privilegios" (creyendo falsamente que algún día será como los "amos" del valle) se convierte en el principal elemento reactivo de la contrarevolución, alimentada y promovida de manera permanente por quienes controlan el modelo imperante.

En esa clase media reactiva y reaccionaria, obviamente hay cabida para nuestra izquierda exquisita de cafetín, intelectualoides de oficio, sobaqueadores de libros, neo-hipster's de orilla, expertos parafraseadores, pensadores de pendejeras esteriles y demás fauna que, en medio de sus contradicciones, aún coexiste casi a la fuerza con la idea de "querer ser de izquierda".

Ante el inminente quiebre del modelo, a esa fauna solo le quedarán dos alternativas viables al momento de las definiciones. Se quedan definitivamente atados a sus cadenas, tratando de salvar sus conquistas y sus trofeos, sirviendo a sus amos, tratando de vivir la fantasía del "algún día seré como tal o cual", o al más puro estilo de las ensenanzas de Jesús el de Nazaret, asumen el desprendimiento, lo abandonan todo y finalmente se suman a la construcción del modelo planteado por la revolución, sustentado en valores inherentes a la naturaleza del hombre: amor y justicia social, a pesar de las embestidas de la bestia.

Dicho de otra forma, estamos llegando al llegadero, no es la revolución la que está en crisis, es el modelo imperante, que no es otro que el capitalismo (así les suene a cliché) allá los que se dejen atar por sus contradicciones.

Es sencillo, está facilito, ¿brincan o se encaraman?

Walther Sierra.

miércoles, 20 de abril de 2016

América Latina: el final de un ciclo o el agotamiento del posneoliberalismo (François Houtart)

Les dejo este interesante y esclarecedor artículo del sacerdote Belga François Houtart, quien además es Sociólogo - Marxista, fundador del Centro Tricontinental (CETRI) que funciona en la Universidad Católica de Lovaina y de la revista "Alternatives Sud".

el Artículo original fue escrito en frances publicado por Le Drapeau Rouge (La Bandera Roja), Bruselas, No 56 (mayo-junio 2016). La Bandera Roja es el Periodico y Blog oficial del Partido Comunista Maoista de Francia. El artículo fue traducido por Pilar Castelano y la versión en español fue tomada de la página de la Agencia Latinoamericana de Información ALAI, disponible en la siguiente URL:
http://alainet.org/articulo/176862 . 

Agradeciendo a Gustavo Villamizar quien lo hizo llegar vía correo electrónico, les dejo entonces una visión valida de la realidad política actual de nuestro continente, sintetizada y expuesta en este artículo que seguramente nos hará entender el por qué de algunas cosas.

América Latina: el final de un ciclo o el agotamiento del posneoliberalismo
 
François Houtart
 
ALAI AMLATINA, 19/04/2016.- América Latina fue el único continente donde las opciones neoliberales fueron adoptadas por varios países. Después de una serie de dictaduras militares, apoyadas por los Estados Unidos y portadoras del proyecto neoliberal, las reacciones no se hicieron esperar. La cumbre fue el rechazo en 2005 del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Canadá, el resultado de la acción conjunta entre movimientos sociales, partidos políticos de izquierda, organizaciones no gubernamentales e iglesias cristianas.
 
Los gobiernos progresistas
 
Los nuevos gobiernos de Brasil, Argentina, Uruguay, Nicaragua, Venezuela, Ecuador, Paraguay y Bolivia, pusieron en marcha políticas restableciendo el Estado en sus funciones de redistribución de la riqueza, de la reorganización de los servicios públicos, en particular el acceso a la salud y a la educación y de inversiones en obras públicas. Se negoció una distribución más favorable del ingreso de las materias primas entre multinacionales y Estado nacional (petróleo, gas, minerales, productos agrícolas de exportación) y la coyuntura favorable, durante más de una década, permitió importantes ingresos para las naciones en cuestión.
 
Hablar sobre el final de un ciclo introduce la idea de un cierto determinismo histórico, lo que sugiere la inevitabilidad de alternancias de poder entre la izquierda y la derecha, concepto inadecuado si el objetivo es sustituir la hegemonía de una oligarquía por regímenes populares democráticos. Sin embargo, una serie de factores permiten sugerir un agotamiento de las experiencias post-neoliberales, partiendo de la hipótesis que los nuevos gobiernos fueron post-neoliberales y no poscapitalistas.
 
Obviamente, sería ilusorio pensar que en un mundo capitalista, en plena crisis sistémica y, por lo tanto, particularmente agresivo, el establecimiento de un socialismo "instantáneo" es posible. Por cierto también existen referencias históricas sobre el tema. La NEP (Nueva Política Económica) en los años veinte en la URSS, es un ejemplo para estudiar de manera crítica. En China y en Vietnam, las reformas de Deng Xio Ping o del Doi Moi (renovación) expresan la convicción de la imposibilidad de desarrollar las fuerzas productivas, sin pasar por la ley del valor, es decir, por el mercado (que se supone el Estado debe regular). Cuba adopta, de forma lenta pero prudente a la vez, medidas para agilizar el funcionamiento de la economía, sin perder las referencias fundamentales a la justicia social y el respeto por el medio ambiente. Entonces se plantea la cuestión de las transiciones necesarias.
 
- Un proyecto posneoliberal
 
El proyecto de los gobiernos "progresistas" de América Latina para reconstruir un sistema económico y político capaz de reparar los desastrosos efectos sociales del neoliberalismo, no fue una tarea fácil. La restauración de las funciones sociales del Estado supuso una reconfiguración de este último, siempre dominado por una administración conservadora poco capaz de constituir un instrumento de cambio. En el caso de Venezuela, es un Estado paralelo que se instituyó (las misiones) gracias a los ingresos del petróleo. En los demás casos, nuevos ministerios fueron creados y renovaron gradualmente a los funcionarios. La concepción del Estado que presidió al proceso fue generalmente centralizadora y jerarquizada (importancia de un líder carismático) con tendencias a instrumentalizar los movimientos sociales, el desarrollo de una burocracia a menudo paralizante y también la existencia de la corrupción (en algunos casos a gran escala).
 
La voluntad política por salir del neoliberalismo tuvo resultados positivos: una lucha efectiva contra la pobreza para decenas de millones de personas, un mejor acceso a la salud y la educación, inversiones públicas en infraestructura, en pocas palabras, una redistribución por lo menos parcial del producto nacional, considerablemente aumentado por el alza de los precios de las materias primas. Esto dio lugar a beneficios para los pobres sin afectar seriamente los ingresos de los ricos. Se añadieron a este panorama importantes esfuerzos a favor de la integración latinoamericana, creando o fortaleciendo organizaciones como el Mercosur, que reúne a unos diez países de América del Sur, UNASUR, para la integración del Sur del continente, la CELAC para el conjunto del mundo latino, más el Caribe y, finalmente, el ALBA, una iniciativa venezolana con unos diez países.
 
En este último caso, se trataba de una perspectiva de cooperación bastante novedosa, no de competencia, sino de complementariedad y de solidaridad, porque, de hecho, la economía interna de los países "progresistas" permaneció dominada por el capital privado, con su lógica de acumulación, especialmente en los sectores de la minería y el petróleo, las finanzas, las telecomunicaciones y el gran comercio y con su ignorancia de las "externalidades", es decir los daños ambientales y sociales. Esto dio lugar a reacciones cada vez mayores por parte de varios movimientos sociales. Los medios de comunicación social (prensa, radio, televisión) se mantuvieron en gran medida en manos del gran capital nacional o internacional, a pesar de los esfuerzos hechos para rectificar una situación de desequilibrio comunicacional (Telesur y las leyes nacionales en materia de comunicaciones).
 
- ¿Qué tipo de desarrollo?
 
El modelo de desarrollo se inspiró en los años 60 del "desarrollismo", cuando la Comisión Económica para América Latina de la ONU (CEPAL) propuso sustituir las importaciones por el aumento de la producción nacional. Su aplicación en el siglo XXI, en una coyuntura favorable de los precios de las materias primas, combinada con una perspectiva económica centrada sobre el aumento de la producción y una concepción de redistribución de la renta nacional sin transformación fundamental de las estructuras sociales (falta de reforma agraria, por ejemplo) condujo a una "reprimarización" de las economías latinoamericanas y al aumento de la dependencia con respeto al capitalismo monopolista, yendo incluso hasta una desindustrialización relativa del continente.
 
El proyecto se transformó gradualmente en una modernización acrítica de las sociedades, con matices dependiendo del país, alguno, como Venezuela haciendo hincapié en la participación comunitaria. Esto dio lugar a una amplificación de consumidores de clase media de bienes del exterior. Se estimularon los megaproyectos y el sector agrícola tradicional fue abandonado a su suerte para favorecer la agricultura agroexportadora destructora de los ecosistemas y de la biodiversidad, incluso llegando a poner en peligro la soberanía alimentaria. Cero rastros de verdaderas reformas agrarias. La reducción de la pobreza en especial mediante medidas asistenciales (que también fue el caso de los países neo-liberales) apenas redujo la distancia social, siendo la más alta del mundo.
 
- ¿Se podría haber hecho de otra manera?
 
Uno puede preguntarse, por supuesto, si era posible haberlo hecho de otra manera. Una revolución radical hubiera provocado intervenciones armadas y los Estados Unidos disponen de todo el aparato necesario para ello: bases militares, aliados en la región, el despliegue de la quinta flota alrededor del continente, informaciones por satélites y aviones awak y han demostrado que intervenciones no estaban excluidas: Santo Domingo, bahía de cochinos en Cuba, Panamá, Granada.
 
Por otra parte, la fuerza del capital monopolista es de tal manera que los acuerdos hechos en los campos de petróleo, minería, agricultura, rápidamente se convierten en nuevas dependencias. Hay que añadir la dificultad de llevar a cabo políticas monetarias autónomas y las presiones de las instituciones financieras internacionales, sin hablar de la fuga de capitales hacia los paraísos fiscales, como lo demuestran los documentos de Panamá.
 
Por otra parte, el diseño de la formación de los líderes de los gobiernos "progresistas" y de sus consejeros era claramente el de una modernización de las sociedades, sin tener en cuenta logros contemporáneos, tales como la importancia de respetar el medio ambiente y asegurar la regeneración de la naturaleza, una visión holística de la realidad, base de una crítica de la modernidad absorbida por la lógica del mercado y finalmente la importancia del factor cultural. Curiosamente, las políticas reales se desarrollaron en contradicción con algunas constituciones bastante innovadoras en estas áreas (derecho de la naturaleza, "buen vivir").
 
Los nuevos gobiernos fueron bien recibidos por las mayorías y sus líderes reelegidos en varias ocasiones con resultados electorales impresionantes. De hecho, la pobreza había disminuido notablemente y las clases medias se habían duplicado en peso en pocos años. Existía un verdadero apoyo popular. Por último, hay que añadir también que la ausencia de una referencia creíble "socialista", después de la caída del muro de Berlín, no incitaba a presentar otro modelo que el post-neoliberal. El conjunto de estos factores sugieren que era difícil, objetiva y subjetivamente, esperar otro tipo diferente de orientación.
 
- Las nuevas contradicciones
 
Sin embargo, esto explica una rápida evolución de las contradicciones internas y externas. El factor más dramático fue, obviamente, las consecuencias de la crisis del capitalismo mundial y, en particular, la caída, en parte planificadas, de los precios de las materias primas y en especial del petróleo. Brasil y Argentina fueron los primeros países en sufrir los efectos, pero rápidamente siguieron Venezuela y Ecuador, Bolivia resistiendo mejor, gracias a la existencia de importantes reservas de divisas. Esta situación afectó inmediatamente el empleo y las posibilidades consumistas de la clase media. Los conflictos latentes con algunos movimientos sociales y una parte de intelectuales de izquierda salieron a la luz. Las fallas del poder, hasta entonces soportadas como el precio del cambio y sobre todo en algunos países, la corrupción instalada como parte integrante de la cultura política, provocaron reacciones populares.
 
Obviamente la derecha se tomó esta situación para iniciar un proceso de recuperación de su poder y su hegemonía. Apelando a los valores democráticos que nunca había respetado, logró recuperar parte del electorado, sobre todo tomando el poder en Argentina, conquistando el parlamento en Venezuela, cuestionando el sistema democrático de Brasil, asegurándose la mayoría en las ciudades en Ecuador y en Bolivia. Trató de tomar ventaja de la decepción de algunos sectores, en particular de los indígenas y de las clases medias. También con el apoyo de muchas instancias norteamericanas y por los medios en su poder, trató de superar sus propias contradicciones, sobre todo entre las oligarquías tradicionales y los sectores modernos.
 
En respuesta a la crisis, los gobiernos "progresistas" adoptaron medidas cada vez más favorables a los mercados, hasta el punto de que la "restauración conservadora" que denuncian con regularidad, se introdujo subrepticiamente dentro de ellos mismos. Las transiciones se convirtieron entonces en adaptaciones del capitalismo a las nuevas exigencias ecológicas y sociales (un capitalismo moderno) en vez de pasos hacia un nuevo paradigma poscapitalista (reforma agraria, apoyo a la agricultura campesina, tributación mejor adaptada, otra visión de desarrollo, etc.).
 
Todo esto no significa el final de las luchas sociales, al contrario. La solución radica, por una parte, en la agrupación de las fuerzas para el cambio, dentro y fuera de los gobiernos, para redefinir un proyecto y las formas de transición y por otra, en la reconstrucción de movimientos sociales autónomos con objetivos enfocados en el medio y largo plazo.

Quito, para Le Drapeau Rouge, Bruselas, No 56 (mayo-junio 2016)
 
Traducido por Pilar Castelano

domingo, 17 de abril de 2016

EDUCACIÓN Y NACIONALIDAD (Gustavo Villamizar D.)

Les dejo con este Artículo del Profesor Gustavo Villamizar, publicado hoy 17 de abril en el Diario La Nación.

EDUCACIÓN Y NACIONALIDAD

Gustavo Villamizar D.

La sociedades han encomendado a la  educación  diversos objetivos y responsabilidades, algunos de los cuales considerados connaturales y aun inmodificables, como la conducción del niño a la vida ciudadana según los fines establecidos por esas sociedades. La educación en todos sus espacios y vías compromete procesos, imperceptibles los más,  que contribuyen a moldear, a generar saberes y valores que seguramente marcarán su acción ciudadana. Digo educación y no escuela porque aquella es universal, extendida por todos los ámbitos sociales y el sistema escolar es apenas un pasaje en la vida. Digo educación porque ella corresponde a la sociedad, al colectivo, a sus instituciones, unas más que otras, aunque la escuela tenga la mayor implicación.

La sociedad y la escuela en particular, tienen gran responsabilidad en lo que corresponde a la conexión del educando con su entorno, su manera de ser y vivir, sus creencias, religión, usos, costumbres y por supuesto, con el conocimiento de su territorio y su historia. Son muchos los textos que consagran tales fines a la educación como nuestra Constitución, la Ley de Educación y la Declaración Universal de los Derechos del Niño, la cual en sus artículos 28 y 29, insiste en el derecho a la educación y establece que ella debe “inculcar en el niño el respeto por sus padres, por su identidad, su lengua y sus valores culturales, así como el respeto por los valores nacionales del país en el que vive, de su país de origen y por civilizaciones distintas a la suya”. De manera que resulta una obligación de la familia, en primer término, la escuela con dedicación especial, los medios de comunicación, las iglesias, las asociaciones e instituciones, contribuir a la difusión de sólidos valores relativos a la nacionalidad, aupando su respeto, su cultivo y sobre todo, el orgullo por los elementos particulares y singulares de la cultura propia que nos hacen ser únicos en el planeta y diferentes de los demás, a quienes igualmente, debemos respetar.

Siento que resulta de gran relevancia insistir en este papel de la educación y la escuela en particular, en momentos en que los grandes conglomerados de la comunicación, interesados en difundir un supuesto borrón de las fronteras en medio de una sensacional globalización del consumo y el “éxito”. Nos van haciendo ver lo propio como pintoresco, atrasado, arcaico, feo y hasta vergonzante, en medio de la visión perpleja de los nuevos paraísos de hierro, cemento y tecnologías encandilantes. Se impone revalorizar nuestra mirada de pueblos emergentes con naturalezas imponentes, bellezas indescriptibles, sorprendente diversidad, colosales riquezas naturales, gente que sonríe, sueña y lucha  y una historia de libertad y dignidad definitivamente enorgullecedora.

Participar de la globalización, ser universal, no es renunciar o denigrar de lo propio, local, cercano, asumiendo culturas, lenguas y modos de ser de lejanas tierras, como a veces se cree. La globalización, no es un proceso en el que lo local se funde en un mundo único, homogéneo, de costumbres, valores,  creencias y quehaceres similares. Es lo particular lo que enriquece el abanico de lo global, son los matices, los elementos distintivos los que aportan la diversidad y su riqueza inagotable. Una sociedad en la que todo sea igual, será sin término de duda, una sociedad menguada en lo humano y hasta en lo divino, porque todos creerán y profesarán las mismas verdades.

De manera que la cuota de la escuela en la lucha por mantenernos distintos, diferentes, respetando lo diverso de los demás y haciendo respetar los nuestros, está en eso precisamente, en cultivar los casi inagotables matices y formas de nuestras culturas, valores, visiones y haceres, garantía fundamental del destierro del pensamiento único y la pretendida “cultura universal”. ¿Difícil? Sí, ¿laborioso y exigente? También. Pero sobre todo gratificante, como debe ser todo lo que se haga en la escuela.

“No hay globalidad que valga sin localidad que sirva”. Carlos Fuentes.

 

domingo, 10 de abril de 2016

EL “NIÑO” Y LA ESCUELA (Gustavo Villamizar D.)

Les dejo este artículo "El niño y la escuela" escrito por el profesor Gustavo Villamizar Durán, publicado hoy 10 de abril de 2016 en el Diario La Nación, diario impreso en San Cristóbal, estado Táchira, Venezuela.

En este artículo, Gustavo Villamizar hace una crítica bastante certera sobre lo que él llama "la paralización de la práctica pedagógica escolar" que asfixia y reprime el ansia de conocimiento de los muchachos, alejando la práctica del proceso de enseñanza - aprendizaje de la realidad que circunda la institución educativa.

Señala Gustavo la responsabilidad directa del docente, pero hace referencia también a la "responsabilidad política y administrativa" de quienes tienen a su cargo las instituciones que dirigen el sistema educativo en el país y las regiones.

No les cuento más; ahí les dejo. Leanlo y si tienen algo que comentar háganlo y no duden en hacerle llegar su comentario al profesor Gustavo a su correo electrónico gusvillam@gmail.com o a su cuenta en Twitter @GusvillamD.

EL “NIÑO” Y LA ESCUELA
Por: Gustavo Villamizar D.

Nuestra escuela, así  lo plantea Francesco Tonucci, se ha convertido en una “campana de cristal” que corta cualquier relación del educando con la realidad, con su entorno. Nuestras instituciones caracterizadas por una rutina de inacción y administración de la repetición, ven pasar la vida, los fenómenos naturales, las bondades y los males de esta sociedad, sin parpadear, sin intentar por lo menos acercar a ella a los niños y jóvenes que se aburren a diario con actividades soporíferas, casi siempre irrelevantes. Tonucci, quien además de pedagogo es un gran dibujante, expresó el terrible aislamiento de la escuela a través de una gráfica, en uno de sus libros,  en la que un niño le dice al maestro: “Maestro, está comenzando el eclipse” y este le responde: ”Enciende la luz para  continuar la clase”.  Y es que, desde hace rato, la práctica escolar cotidiana está evidentemente distanciada de la realidad que circunda la institución y claro,  de la innovación y la búsqueda de alternativas para enseñar y aprender.

En mi carácter de fisgón, para no hablar de cosa tan seria como la investigación, me dio por averiguar con algunos chamos si en su escuela les han hablado o han realizado algún trabajo en torno  al llamado fenómeno “El Niño”, esa alteración climática que se origina por el calentamiento irregular de las aguas del océano Pacífico y que se refleja en severas sequías o en copiosas lluvias que producen grandes inundaciones y que repercuten severamente en la mengua de los servicios  de electricidad y de agua potable. La respuesta negativa fue haciéndose generalizada y por supuesto, el desaliento iba creciendo.

“A mi me pagan por dar clase, no por enseñar”, oí decir a una docente en medio de un conflicto salarial. Entonces, comprendí por qué la paralización de la práctica pedagógica escolar, por qué la rutina asfixiante y por qué la eterna excusa de “el programa me obliga”, cuando hace tiempo que en ellos se establece, así como en los textos de la Colección Bicentenario, su carácter de guía general y no de rígido corsé. Hay en nuestras aulas un terrible sopor que ahoga el ansia de saber de nuestros muchachos, obligados a repetir y copiar, sin posibilidades de experimentar o habilitar vías para su aprendizaje.    

Frente a tan consternante circunstancia, en medio de la dureza con que nos ha castigado este fenómeno climático, uno se pregunta: ¿Habrá alguna oportunidad más  precisa para acercar a los alumnos a la comprensión de su entorno, observar la gravísima problemática ambiental, advertir el  riesgo mayor de no sobrevivencia que enfrenta el planeta y la especie humana? ¿Cómo sembrar en niños y jóvenes el apego a la naturaleza y su conservación, a partir de la modificación de los modos de vivir y la negación del consumismo irrefrenable? ¿Cómo alentar en ellos su opción por una humanidad respetuosa del equilibrio natural, si se desperdician estas propicias ocasiones?

Por supuesto, que aquí corremos el riesgo de señalar inmediatamente a los docentes como responsables directos de este desatino y lo son, pero el peso mayor de esta situación no puede achacársele solo a ellos,  hay que confrontar, por su responsabilidad política y administrativa, a las autoridades educativas del país y las regiones. En Venezuela tenemos un Plan de la Patria, convertido en ley, que establece en su objetivo histórico V  “Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana”. Igualmente, se incorpora en él la noción de eco-socialismo como modelo básico de desarrollo nacional, frente al modelo depredador del mercado. De manera que no hay justificación para que en medio de la crudeza de esta alteración del equilibrio climático, se invisibilice y pase absolutamente inadvertida en nuestro sistema escolar. De esta forma, para ponerle un punto sarcástico, también nuestras futuras generaciones, ante fenómenos tales, responderán como nuestra oposición: “eso es culpe Maduro”.