miércoles, 26 de abril de 2017

Necropolitica, breve análisis redimensionando el concepto para el fascismo venezolano. Por Walther Sierra

La “Necropolítica” es un concepto que desarrolló el filósofo camerunés Achille Mbembe. En el contexto en el que se desarrolla el concepto, es aplicado a la implementación de políticas neoliberales, en las que para el desarrollo y consolidación del poder es necesario "prescindir" de algunas vidas, por lo que aquellos que no representan valor para la sociedad neoliberal, están condenados a muerte por la aplicación de políticas en las que la desigualdad, execra a un sector de la población quitandole el acceso a derechos y recursos fundamentales para la supervivencia (salud, alimentación, agua potable, servicios públicos básicos, etc...)

Clara Valverde, escritora especializada en Biopolítica, define así la Necropolítica para el contexto neoliberal: "...Es la política basada en la idea de que para el poder unas vidas tienen valor y otras no. No es tanto matar a los que no sirven al poder sino dejarles morir, crear políticas en las que se van muriendo..."

En nuestro contexto, el concepto de NECROPOLÍTICA puede redimensinarse, partiendo de su premisa fundamental según la cual "unas vidas tienen valor y otras no" y estableciendo su aplicabilidad a una nueva categoría de sujetos, que para el caso venezolano, asumen el valor de la vida como un elemento accesorio, prescindible y para quienes la muerte de una persona es un "daño colateral".

Es decir, la NECROPOLÍTICA en el contexto venezolano, pudiera definirse como el intento imponer un modelo político (neoliberalismo) aplicando estrategias terroristas, causando la muerte de sujetos de los cuales se puede prescindir (pues su vida tiene poco valor) justificando así escenarios que permitan avanzar a un nuevo nivel para alcanzar sus objetivos, que no son otros que el obtener el poder político por la vía violenta.

A fin de cuenta, los actores del imperio neoliberal global, actúan aplicando las mismas estrategias adaptadas a la realidad concreta del teatro de operaciones en el que se desarrollan las acciones. En nuestro caso, la derecha venezolana aplica estrategias de terror, muerte, destrucción y caos, para generar lo que ellos han decidido llamar "escenarios de ingobernabilidad".

En ese proceso, la Necropolítica aplicada por la derecha venezolana, haciendo uso de una línea discursiva bien elaborada, se vale de la muerte de ciudadanos inocentes como elemento que permita mantener en "ebullición" permanente, los niveles de odio y disociación inoculada entre sus seguidores; se convierten así los afectos a los líderes negativos de la derecha, en potenciales instrumentos para generar y ejecutar más acciones de terror y violencia, en las que se pueda tener como saldo "víctimas -fatales- potenciales" que "eventualmente" pudieran causarse para mantener y agudizar el conflicto.

En el escenario planteado por la derecha venezolana, tanto seguidores de los líderes negativos de la derecha (potenciales ejecutores de acciones de violencia terrorista) como las víctimas fatales ya causadas y las llamadas por ellos "víctimas potenciales y eventuales", son parte del macabro laboratorio instalado por la derecha neofacista criolla.

Ambas partes, víctimas y victimarios, son piezas prescindibles pues sus vidas valen poco o nada para los líderes negativos que planifican las acciones terroristas. Pueden prescindir de una víctima potencial (ciudadano cualquiera) que es asesinada utilizando como brazo ejecutor uno de sus seguidores, inoculado y cegado por el odio que ha venido acumulando y que ha sido "inyectado" en pequeñas dosis, a través de las orientaciones y el discurso de sus líderes.

Ejecutada la acción, la muerte del inocente es utilizada como combustible para "mantener la lucha" y ya el victimario pasa a ser un "elemento desechado", pues una vez en manos de la justicia, no habrá hacia él solidaridad ni corresponsabilidad de ningún tipo por parte de los líderes negativos, autores intelectuales de la acción terrorista, y da lo mismo si muere o es condenando a pasar el resto de su vida tras las rejas.

No importa la vida de las víctimas fatales, pero tampoco importa la vida de quien ejecuta la acción. Para la derecha neoliberal, apatrida y terrorista la muerte es un combustible necesario; sin importar el escenario en el que se desarrollen las acciones, la muerte siempre será un medio válido para consolidarse como clase dominante. Se cumple entonces la premisa fundamental sobre la que Mbembe construye el concepto de NECROPOLÍTICA, para el neoliberalismo y sus actores "unas vidas tienen valor y otras no..." cuando de alcanzar el poder se trata.

Walther Sierra.
@WALTHERSM1
walthersierra@gmail.com

lunes, 24 de abril de 2017

Y tú… ¿a quiénes defiendes? Por Willey Peñuela.

Dejo por aquí este escrito del Camarada Willey Peñuela para la reflexión.

Y tú… ¿a quiénes defiendes?

Defiendo la posibilidad de que, quienes dependemos de un salario, podamos algún día tener una casa: la premisa central de la Gran Misión Vivienda Venezuela, la vivienda como derecho y no como mercancía. Hay quienes defienden a los dueños de las inmobiliarias que venden casas en cientos de miles de dólares, montos que muy pocos tienen.

Defiendo también el derecho de los niños venezolanos a tener su comida en las escuelas, a tener sus libros, a tener sus morrales, a tener su cupo gratuito. No creo en un sistema social que deje a los niños abandonados a su suerte. Hay quienes defienden la privatización de la educación, quienes naturalizan que millones niños queden excluidos, apartados, olvidados. Tal como sucedía antes de la Revolución.

Defiendo el derecho a la educación universitaria. En muchísimos países del mundo, estudiar en una universidad significa un hecho de poder. Sólo los económicamente fuertes pueden lograrlo. En Venezuela no es así, la educación universitaria es hoy día en Venezuela un derecho consagrado y practicado por más de dos millones 800 mil personas, quinto país con mayor matrícula universitaria del mundo. Hay quienes defienden que a sus hijos y nietos los dejen fuera de la universidad.

Defiendo también que tengamos más y mejor acceso a la salud pública. Podemos hacer más por la salud nuestra, de nuestro pueblo, hay demasiadas cosas por mejorar, pero los esfuerzos en salud pública y gratuita son una bandera de la Revolución. Hay quienes eligen defender a los dueños de clínicas privadas que quieren acabar con la salud pública porque quieren más y más y más dinero y no importa si un ser humano se muere. Si no tiene un saco de dinero, no tiene derecho a vivir.

Defiendo que el interés humano esté por encima de la tasa de intereses de la banca. Hay quienes defienden el derecho de la banca a exprimirlos sin contemplaciones, ódiame por favor, yo te lo pido.

Defiendo que nuestros adultos mayores tengan derecho a su pensión, con o sin cotizaciones en el seguro social.  Algunos defienden que a nuestros viejos se les abandone (es el plan de la derecha), como era costumbre en Venezuela antes de la Revolución.

Defiendo que los niños que nacen con cardiopatías tengan un cardiológico infantil donde no se les cobra ni medio, que las personas con algún tipo de discapacidad sean reconocidas y protegidas por el Estado, que el deporte sea un derecho de todos quienes quieran practicarlo, que paguen más impuestos quienes más dinero tienen, que el libro y la lectura lleguen a millones de personas, que las tradiciones populares se reconozcan y respeten, que los pueblos originarios no vuelvan a ser considerados animales, entre muchas otras cosas. Por eso y más, defiendo la Revolución Bolivariana.

Por allí hay algunos que dicen defenderse de una dictadura, pero tratan de imponer la dictadura de la violencia en nombre de su derecho “legítimo” a matar chavistas.

Y tú, ¿a quiénes defiendes?

Willey Peñuela
@WilleyP