sábado, 19 de noviembre de 2016

¿President Trump? ¡Oh! ¿Y ahora? ¿Quien podrá defenderlos? Por Walther Sierra

Por estos días hemos visto cómo las grandes cadenas y corporaciones mediáticas "AntiTrump" se desbocan resaltando las miserias del sistema gringo. Las mismas miserias que hace unos meses ocultaban a toda costa, hoy forman parte de discurso mediático tratando de "evidenciar" el peligro que su nuevo presidente representa.

Pobreza, hambre, violencia, delincuencia, racismo, xenofobia, segregación entre otros males, siempre han estado presentes en la sociedad estadounidense en proporciones exponencialmente enormes, aunque siempre ocultos bajo la alfombra y el velo de la ilusión del "American Dream". Hoy todo lo "oculto" sale a flote, tal y como sale a flote el excremento cuando las "cañerías" se tapan.

Una sociedad virtual construida por "el sistema" a partir de ilusiones, pantalla, hologramas y ficción, que ha sustentado sus bases sobre excremento de muerte, desigualdad, miseria, ignorancia, perversión, mas muerte, drogas y locura colectiva, entra en "estado de pánico" porque "se les tapó la cañería" con un loco que forma parte del sistema, un monstruo salido de sus propias entrañas infernales y que ha tomado el poder, no precisamente por asalto.

Por ahora, se convirtió el Sr Trump en el taco de papel toalé que le trancó las cañerías al sistema, dejando en evidencia quizá por primera vez en la historia moderna, toda la miasma oculta que nunca enseñan al mundo, menos aún a su propio pueblo, adormecidos por las múltiples herramientas alienantes diseñadas para "descerebrar" a la humanidad en general.

Hasta antes del 8 de noviembre, pobreza, miseria, hambre, violencia, delincuencia, racismo, xenofobia, segregación, drogas eran temas a los cuales en la mediatica global no se hacía referencia relevante cuando se hablaba de EE.UU o del Sr Obama; ahora como por arte de magia, estos temas aparecen en las pantallas de tv, se oyen en las ondas hertzianas de la radio, se leen en los rotativos de la prensa escrita e inundan hasta la última dirección IP a través de las redes sociales. Obvimente, el responsable de todo este caos directa o indirectamente no es otro sino el Sr Trump.

Sabemos que Trump es un loco y sabemos que en Trump se condensan y se concentran adsolutamente todas las aberraciones posibles que el sistema puede generar a partir de un individuo (cosa en la que Trump no se diferencia para nada de la Sra Clinton, pues en mi criterio Clinton es una "Trump recargada") el caso es que el Sr Trump es "un error de programación no previsto por el sistema", o llamémoslo "una mutación autogenerada por el metabolismo del sistema", también pudiéramos decir "una distorsión de tiempo y espacio no calculada por el sistema" o simplemente llamémoslo "una falla del sistema".

Como sea, llámese como se llame, bien sea error, mutación, distorsión, falla o como ud quiera llamarlo, Trump se ha convertido en un poderoso y peligroso elemento capaz de activar los dispositivos de "implosión" del sistema y de "explosión" social a los que tanto le temen los poderosos del mundo capitalista. Trump ha activado los protocolos prohibidos de autodestrucción, encendiendo con esto las alarmas globales y activando los protocolos de seguridad, resguardo, protección y demás afines, familiares y amigos.

En medio del caos, con alarmas y protocolos de seguridad activados, muchos ven con desesperación y preocupación, su asistencia en primera fila a lo que pudiera ser el principio del fin, el concierto de las trompetas del juicio final, la escena de los jinetes del apocalipsis; en fin, el final de la función de un sistema cargado de miseria, muerte y destrucción global.

¡Oh! ¿Y ahora? ¿Quien podrá defenderlos de su propio Franskenstein? Bueno, no será el Chapulín Colorado, pues el muro prometido por Trump en la frontera con México no se la pondrá fácil y si acaso como buen Chapulín salta el muro, no creo que la migra lo pele, así que no cuenten con el Chapulín.

Arreglenselas como puedan con su mono enfusilao, que mientras tanto aquí en la Patria de Bolívar los hijos de Chávez seguimos con Nicolás, en la senda que marcó el Comandante, tratando de construir aquello que llaman Socialismo, resolviendo nuestras propias contradicciones y luchando contra nuestras propias distorsiones. Pero siempre con el ejemplo de Chávez.

Apaguen la luz, que siga la función.

¡Ah! ¡Y que no se olviden de las cotufas!

Por favor.


Walther Sierra

@WALTHERSM1 / walthersierra@gmail.com  

jueves, 10 de noviembre de 2016

Chavistamente: Vino, vio, y ella perdió (le cambiaría un poco la cosa: ÉL VINO, ÉL VIÓ, ¡Y ELLA PERDIÓ!) por CAROLA CHÁVEZ

Me tomo el atrevimiento de publicar este escrito de Carola Chávez, que con su característico humor desmonta las matrices que rodearon (y que aún rodean) el proceso electoral norteamericano y al nuevo presidente de ese nación.

Chavistamente: Vino, vio, y ella perdió (le cambiaría un poco la cosa: ÉL VINO, ÉL VIÓ, ¡Y ELLA PERDIÓ!)
por CAROLA CHÁVEZ

Los medios estaban estupefactos, las caras de los periodistas eran una mueca, sus análisis disparatados. Las bolsas del mundo se desplomaban. Eran las dos de la mañana y Trump tomaba irreversiblemente la delantera en la carrera presidencial para dejar a Hillary Clinton con los crespos hechos. He came, he saw, she lost.

Buenos días, tenemos nuevo presidente ¡Gracias medios de comunicación!… ¿Gracias medios de comunicación?… Donald Trump, no solo ha vencido a Clinton, también derrotó a los grandes medios que, de manera orquestada, se dedicaron a reforzar la imagen de monstruo peligroso que hoy hace temblar  a quienes todavía creen en lo que dicen las primeras planas.

¡Trump es un racista! Clamaban los mismos medios que silencian o tuercen a conveniencia la matanza sistemática de ciudadanos negros por parte de la policía. Los medios que no cuentan cómo y por qué las cárceles de los EEUU están llena de negros y latinos. Trump es un racista, aunque Hillary había llamado a los jóvenes negros super depredadores. La conveniente hipocresía ya no podía ser contenida.

Los grandes titulares escandalizaban para callar otras cosas que Trump decía, pero la gente, sobre todo los blancos pobres, esos que llaman allá “white trash”, basura blanca; hartos de no ver su realidad reflejada en ningún noticiero, invisibles, porque, por ser blancos, ni siquiera entran en eso que llaman minorías, pararon la oreja.

Trump denunciaba a un sistema que permitía que tipos ricos, como él, se declararan en bancarrota, una, y otra, y otra vez sin sus bolsillos sufrieran algún daño. Un sistema que, a la vez, penaliza severamente a cualquier ciudadano cuando no puede cumplir con el pago de alguna cuota de su vida hipotecada, bloqueándolo por varios años del acceso al crédito, cosa que en el país de las oportunidades te convierte en un paria. En los EEUU, la línea de crédito es tu única credencial. Es casi mejor tener antecedentes penales que una línea de crédito manchada. El crédito determina la posibilidad de alquilar una vivienda, y ni hablemos de comprarla. Lo mismo para acceder a un seguro de salud, una vaina vital, porque allá no existe la salud pública. Sin crédito, no eres nada. Tu crédito determina, incluso, la posibilidad de obtener un buen trabajo; quien no paga bien, no puede ser una persona responsable.

Mientras los medios destacaban que Trump era un misógino, él denunciaba a un sistema donde los ricos podían comprar con sus “donativos” a la clase política. “Todos ustedes han recibido dinero de mi” –decía, en el primer debate republicano, a sus contrincantes. Todos bajaron la cabeza tratando de disimular tan incómoda verdad. “Incluso, yo le pagué a Hillary Clinton” –continuó. “Uno les paga para que hagan lo que uno quiere. Ella vino a mi boda porque yo le pagué”. Y no solo van a bodas, pasan leyes que favorezcan al mejor postor. Y los pobres, por supuesto, nunca tienen para pagar por una ley que los proteja de los desmanes de las grandes corporaciones, siempre tan generosas con sus donativos.

Se preguntó Trump, en voz alta y frente a los micrófonos ¿Qué hacían los Estados Unidos derrocando gobiernos por el mundo. “Yo soy un hombre de negocios. Yo puedo sentarme a negociar con gente que me caen muy mal y obtener resultados que nos beneficien a ambos” – Habló , incluso, de una alianza con Rusia para detener al Estado Islámico, todo esto cuando le preguntaron por su política hacia los gobiernos “enemigos”. Se preguntó qué hacían metidos en todas esas guerras. Cuestionó la existencia de la OTAN. Habló de los millones desperdiciados en guerras, y propuso dirigir ese dineral hacia adentro de sus fronteras para poder reducir impuestos, abaratar la medicina, mantener planes sociales… y los prospectos de soldado, los pobres que no tienen otro remedio que irse a matar o morir para que la Exxon haga caja, lo escucharon, a pesar de que los medios hacían todo el ruido posible para que sus palabras no llegaran.

Y el bocón se metió con la banca, proponiendo mayores impuestos y una legislación que limite las inversiones de riesgo en la banca tradicional. Trump también renegó de los tratados de libre comercio que que dejaron a millones de obreros americanos fuera de juego. Habló de rescatar el orgullo del “Made in USA”, habló de volver a hacer de Los Estados Unidos un país grande otra vez, reviviendo la nostalgia por aquel idílico país de los años 50. “Make America great again”.
Y claro, habló del muro mexicano, y contra la inmigración ilegal, y de mujeres facilongas que se van con tipos como él por dinero, pero ¿en serio creen que fue por eso que las grandes corporaciones lo marcaron como el enemigo, que por eso los medios lo pintaron como un payaso, y todito el sistema financiero se alió con en su contra? ¿En serio creen que es por eso eso que las bolsas se desploman hoy a niveles del 11S?

No sé si Trump va a gobernar a la altura de lo que su boca dice. Lo que sí sé es que el sistema se tambalea desde adentro, desde sus propios excesos, desde su propio desprecio a las gentes que lo sostienen a punta de sudor y sangre, desde el fruto de ese mismo sistema de injusticias: un multimillonario, que, acostumbrado a decir y hacer lo que le de la gana, terminó desnudándolo.