sábado, 2 de julio de 2016

LAS PENURIAS DEL COJEDES Por Gustavo Villamizar D

Les dejo con estos jocosos pero bien argumentados versos del Profe Gustavo Villamizar...

El que entendió... Entendió... jajajaja

Amigos:

En noviembre del 2014, en plena investigación de la nacionalidad de nuestro Presidente, adelantada por el nunca bien estimado paleógrafo investigador arrechísimo, invitó a una dama mantuana  a que lo acompañara hasta Cúcuta para certificar, a partir de los testimonios de una tía del chofer y un futbolista que fue su compañero en la dupla defensiva, cuando el indiciado se desempeñaba como back central del equipo del barrio Juan Atalaya, para desde allí proclamar la condición de "cachaco" del primer magistrado. Compungido por sus fallidas acciones en aquel intento, el investigador contó en verso a quien tradujo y envió en aquel momento el texto de sus penurias, el cual ha cobrado nueva vigencia por la traición de una funcionaria colombiana ante las solicitudes formuladas por el compañero presidente de la AN, a lo mejor impresionada por el "motor arrechísimo" que dice tener.

Si prometen no reírse
de las congojas del cojo,
van unos versos buenos
pa' que les echen un ojo.

LAS PENURIAS DEL COJEDES

He inventado muchas cosas:
noticias sensacionales,
situaciones azarosas
y escándalos similares.

Pero, qué va compañeros,
no consigo en este albur
inventar algo certero
pa’ asegurar la curul.

Decidí entonces lanzarme
a la difícil tarea
de lograr algún indicio,
porque en Cúcuta hay idea,
acerca del natalicio
del chivo que aquí más mea.

Recogí lo necesario,
tomé veloz la bajada,
con toques en El Rosario,
Rumichaca y  La Parada.

Llegué a lugar populoso
pidiendo a un chingo respuesta;
es el que vende topochos
en el mercado La Sexta.

“Glaro!”, respondió presto 
y frotándose las manos,
con los ojos muy abiertos
señaló un lugar cercano.

“Hí,  maúro, hí”,
despejó dudas el ñajo,
si las tías viven allí
la vaina va del carajo. 

Llamé urgente a la fracción.
Les tengo una gran sorpresa:
de por aquí de La Pesa
es el chofer del camión. 

El chingo nos va a indicar
de sus tías la dirección,
para ir a averiguar
dónde es que fue la cuestión. 

En Caracas, júbilo a gritos,
salieron pronto en avión
Ismael, Abelardito
y  la jefa de la fracción.

Llegaron con gran presteza,
eufóricos y risueños,
abrazos van y regresan
diciendo: ya lo tenemos!!.

Comenzó la ubicación
de la tía del gobernante,
sin plano ni dirección,
con un sol acojonante.

Caminar barrios y calles
preguntando por la tía,
con la brújula perdida
y sin mayores detalles.

-Es en el barrio Carora-,
aseguraba una abuela:
-allá es la casa de Aurora
que tenía mucha clientela-.

A La Ínsula llegamos,
nada sabían en el Tango
y tampoco en Las Muñecas,
La Sorda que ni pendiente,
Esther Mantilla, una mueca
y Olga Durán,  displicente.


Exhaustos y muy hambrientos,
urgidos por una mesa
dónde tomar alimento,
fuimos a dar a La Pesa.

Al momento aquel bullicio:
-caldo de vena-, mamita.
-chunchuya y un buen chorizo-,
-pichón y manamanita-.
-Le tengo la rampuchada-,
gritaba una negra obesa:
hay fritanga y ensalada,
caldo ‘e gallina  con  presa.

La dama “tiesa y muy maja”,
a todas estas no hablaba,
había botado la laja
con la nariz arrugada.

Moción de orden, mis compinches,
espetó muy descompuesta.
Aunque el tipo sea caliche,
yo no me calo más esta.

Ah carajo! Ya entendí
la piedra de la cristiana:
calor, hambre y ni hacer pipí,
siendo toda una mantuana.

Ahora ando acongojado,
mi curul pende de un hilo,
con la dama enfurecida
y Leomagno alborozado
aprovecha mi caída
jodiéndome sin sigilo.

Quién me manda a brejetero,
eso me pasa por soco,
anunciando con apuro,
con fotos fuera de foco,
sin darme cuenta primero
que el chingo de los topochos
vende “erdes y maúros”.

Ha de ser alguien muy malo
quien a mi costa se ría,
burle  mi paleografía,
porque  camino con palo.

(+) No hay de qué. G.V.D.

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